El presidente Joe Biden, quien se llama a sí mismo católico, y su vicepresidenta, Kamala Harris, celebraron el 48 aniversario de la sentencia Roe v. Wade de la Corte Suprema de EE.UU, que legalizó el aborto legal en toda la nación, con la promesa de que se asegurarán de que «todos» que lo deseen tengan acceso al procedimiento de matar a sus hijos no nacidos. La Conferencia Episcopal de EE.UU le ha respondido pidiendo que rechace el aborto, cosa que es evidente que no piensa hacer.