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Autor: Alberto ROYO, sacerdote
Se publicaba hace poco un estudio de Gallup sobre los países más religiosos y, de rebote, los menos religiosos del mundo. Resultados interesantes con sorpresa incluida, pues lo que se puede considerar una tendencia innegable de aumento de religiosidad cuanto menos poderoso económicamente es el país, encuentra una excepción precisamente en el país más rico del mundo, que son los Estados Unidos de América, de muy alta religiosidad a pesar de su poderío. Pero, aparte dicha excepción, el estudio confirma lo que uno ya se puede imaginar.