Autor: Juan Manuel DE PRADA, escritor
Escribía Chesterton que Cristo «no eligió como piedra fundamental al brillante Pablo ni al místico Juan, sino a un pillastre, un fanfarrón, un cobarde y, en una palabra, un hombre. Sobre esa piedra construyó su Iglesia; y las puertas del infierno no han prevalecido sobre ella. Todos los imperios y los reinos han perecido a causa de su debilidad inherente y continua, a pesar de haber sido fundados sobre hombres fuertes y sobre hombros fuertes. Sólo la Iglesia cristiana histórica fue fundada sobre un hombre débil, y por esa razón es indestructible».